Reimaginamos una tipología arquetípica de las segundas residicenias de costa, el dúxplex adosado de poca fachada y mucho fondo, donde la privilegiada luz mediterranea se resiste a llegar al interior.
Las pequeñas ventanas desaparecen en la zona de día, dando paso a generosos paños de vidrio, a través de los cuales la luz inunda las estancias, y se expande hacia el interior a través de las reflexiones sobre materiales claros y continuos. Sólo los elementos de mobiliario establacen un contrapunto de tonos con maderas naturales y mates oscuros.
En los espacios de dormitorio, la tamizada luz original se conserva, dotándola de un carácter escénico a través de los juegos de luces y sombras que generan las diferentes texturas acanaladas, así como los paños de superficies deliberadamente rugosas e irregulares.
