El sonido del trafico, el gentío de la vida en el centro de la ciudad son la música de fondo que acompañan a cualquier vivienda que tenga el privilegio de ubicarse en esta zona. En esta intervención pausamos ese ruido, para crear un refugio que rebosa armonía, calma y calidez.
Un ejemplo de aprovechamiento espacial y de almacenaje en una vivienda de metros reducidos. Mediante una ruptura de la compartimentación del estado original conseguimos dotar de luz y amplitud aprovechando al máximo un hueco de ventana que se encontraba partido por un tabique, junto con una carpintería con rotura de puente térmico y un triple acristalamiento para dotar a nuestro refugio de silencio.
El nogal, los tonos crema y una iluminación cálida destacan en toda la vivienda, con usos puntuales de espejos en tonos bronce para dar profundidad e integrar elementos como el pilar del salón conseguimos una reforma que da calidez e invita a vivirla con calma y paz.
